Comentario
Cómo se determinó de hacer la entrada el gobernador
Habida esta relación, con el parescer de los oficiales de Su Majestad y de los clérigos y capitanes, determinó el gobernador de ir a hacer la entrada y descubrir las poblaciones de la tierra, y para ello señaló trescientos hombres arcabuceros y ballesteros, y para la tierra que se había de pasar despoblada hasta llegar al poblado, mandó que se proveyesen de bastimentos para veinte días, y en el puerto mandó quedar cien hombres cristianos de guardia de los bergantines con hasta doscientos indios guaraníes, y por capitán de ellos un Juan Romero, por ser plático de la tierra; y partió del puerto de los Reyes a 26 días del mes de noviembre del año de 43 años, y aquel día todo, hasta las cuatro de la tarde, fuimos caminando por entre unas arboledas, tierra fresca y bien asombrada, por un camino poco seguido, por donde la guía nos llevó, y aquella noche reposamos junto a unos manantiales de agua, hasta que otro día, una hora antes que amaneciese, comenzamos a caminar, llevando delante con la guía hasta veinte hombres que iban abriendo el camino, porque cuanto más íbamos por él lo hallábamos mas cerrado de árboles y yerbas muy altas y espesas, y de esta causa se caminaba por la tierra con muy gran trabajo; y el dicho día, a hora de las cinco de la tarde, junto a una gran laguna donde los indios y cristianos tomaron a manos pescado, reposamos aquella noche; y a la guía que traía para el descubrimiento le mandaban, cuando íbamos caminando, subir por los árboles y por las montañas para que reconociese y descubriese el camino y mirase no fuese errado, y certificó ser aquel camino para la tierra poblada.
Los indios guaraníes que llevaba el gobernador en su compañía se mantenían de lo que él les mandaba dar del bastimento que llevaba de respeto, y de la miel que sacaban de los árboles, y de alguna caza que mataban de puercos y antas y venados, de que parescía haber muy gran abundancia por aquella tierra; pero como la gente que iba era mucha e iban haciendo gran ruido, huía la caza, y de esta causa no se mataba mucha; y también los indios y los españoles comían de las frutas de los árboles salvajes, que había muchos; y de esta manera nunca les hizo mal ninguna fruta de las que comieron, sino fue una de unos árboles que naturalmente parescían arrayanes, y la fruta de la misma manera que la echa el arrayán en España, que se dice murta, excepto que ésta era un poco más gruesa y de muy buen sabor; la cual, a todos los que la comieron, les hizo a unos gomitar, a otros cámaras, y esto les duró muy poco y no les hizo otro daño; también se aprovechaban de fruta de las palmas, que hay gran cantidad de ellas en aquella tierra, y no se comen los dátiles, salvo partido el cuesco, lo de dentro, que es redondo, es casi como una almendra dulce, y de esto hacen los indios harina para su mantenimiento, y es muy buena cosa; y también los palmitos de las palmas, que son muy buenos.